El bloqueo israelí de la ciudad de Belén tiene como su máximo exponente simbólico el celébre muro.
Éste rodea prácticamente la ciudad, haciendo que sea casi imposible salir de ella.
Los habitantes de Belén viven su existencia con sufrimiento. Al menos a alguno le quedan ganas de gastar bromas con el tema.
Hoy he estado por la mañana visitante el Caritas Baby Hospital, único hospital pediátrico de toda Cisjordania. Se encuentra regentado por monjas y no recibe ninguna ayuda del gobierno palestino, sólo donaciones fundamentalmente de Europa.
Según la hermana Lucía Corradin, el centro cuenta con 79 puestos de pediatría y neonatología a los que hay que sumar 45 puestos para madres con hijos ingresados. Desde el hospital se intenta no sólo paliar la sintomatología de las enfermedades de los niños sino también ofrecer formación a las madres para un adecuado cuidado de los niños, muchos de ellos con enfermedades crónicas. De hecho, según esta hermana, el hospital está derivando hacia el tratamiento de enfermedades infantiles crónicas y apoyo a sus madres.
Como efecto del bloqueo,la movilidad de las personas ha sido reducido al mínimo, por lo que son cada vez más frecuentes las uniones entre progenitores con vínculos consanguíneos. El resultado de esta práctica es el crecimiento exponencial de las patologías congénitas (cardiacas, malformaciones), agravado igualmente por la situación de estrés que genera la incertidumbre socio-política.
Asimismo, se intenta potenciar el papel de la mujer mediante la formación en tareas de ciudado de sus hijos enfermos. Esto choca con la mentalidad arraigada en la tradición clánica preponderante, que conduce a un progresivo abandono de los niños con problemas. El 85% de los niños ingresados en el centro es de religión musulmana.
Camino de vuelta al centro me encontré con un espectáculo sorprendente: decenas de coches repletos de jóvenes que gritaban de alegría con los cuerpos sacados por las ventanillas. Y es que hoy se conocía el resultado de los exámenes previos al ingreso en la Universidad.
Por lo que se ve, el aprobado fue generalizado.
Por la tarde acudí al centro de Acción Católica y pude comprobar con mis propios ojos que las familias cristianas se reúnen allí los jueves (y los domingos) por la tarde para tomarse un respiro del agobio constante de la vida enclaustrada que llevan. No en vano, éste es el único lugar amplio y seguro de que disponen en toda la ciudad para estar en familia. Aquí el pasatiempo preferido es el bingo, organizándose partidas multitudinarias en favor de la asociación.
Sin olvidar su centro deportivo donde diariamente se desarrollan actividades.